La supervivencia de la vida sólo es posible dentro de un relativamente estrecho rango de temperatura que se conoce como la “zona Ricitos de Oro”, relativo con las condiciones físicas del agua, que cubre un rango de temperaturas entre 0 y 100 grados C.
En muchos ecosistemas, la vida es más limitada por el extremo frío de la temperatura que por el elevado, ya que para sobrevivir es necesario que el agua esté líquida. Ahora, una nueva investigación ha demostrado que en presencia de cierto tipo de solución, las grandes poblaciones de microbios pueden sobrevivir a una temperatura increíblemente baja: de -80° C, muy por debajo del límite inferior de la Zona Ricitos de Oro que se había aceptado hasta ahora.
Teniendo en cuenta que existen soluciones similares en planetas y lunas de baja temperatura de nuestro Sistema Solar, como Marte y Europa, se acrecienta la probabilidad de que pueda existir vida allí.
Se sabe que los microbios conocidos como “extremófilos” prosperan en condiciones extremas, como por ejemplo cerca de fuentes de agua en el lecho marino, donde la temperatura puede subir hasta los 120° C, pero hasta ahora los científicos pensaban que las temperaturas bajas significaban un límite más estricto, ya que a bajas temperaturas las membranas celulares se vuelven cada vez más rígidas.
Un equipo de microbiólogos dirigido por el doctor John Hallsworth, profesor de microbiología ambiental en la Universidad Queen en Belfast, Irlanda del Norte, piensan que un tipo especial de soluto podría evitar que el agua en las células se congele, y podría también revertir la rigidez de las membranas por el frío. A estos solutos se los conoce como caotrópicos, por su capacidad de desordenar las macromoléculas celulares.
El equipo de investigadores confirmó primero que el glicerol, un soluto que se usa a menudo para conservar células a baja temperatura en los laboratorios, se hace caotrópico cuando se presenta en concentraciones altas. Luego cultivaron microorganismos extremófilos en un medio suplementado con caotrópicos y cosmotrópicos (que estabilizan las macromoléculas en lugar de desestabilizarlas).
Comenzando con cuatro tipos de hongos xerofílicos (extremófilos aeróbicos que prosperan en ambientes con poca agua), los científicos hallaron que a 30° C los hongos crecían bien en presencia de ambos solutos, caotrópicos y cosmotrópicos, pero a 1,7° C los hongos en este medio suplementado con caotrópicos crecían mejor que los del medio con cosmotrópicos, y algunos de los últimos mostraban un crecimiento cero.
Hallsworth y su equipo colectaron esporas de los hongos xerofílicos y las expusieron a temperaturas tan bajas como -80° C. De los hongos crecido en el medio suplementado con soluto cosmotrópico, el 60 % murió en estas condiciones hostiles, mientras que sólo murió el 5 % del grupo crecido en solución con caotrópicos.
Hallsworth dijo que este hallazgo indica que la zona Ricitos de Oro puede ser más extensa de lo que antes se pensaba, debido a que muchos planetas y lunas de baja temperatura contienen los ingredientes necesarios para que existan solutos caotrópicos.
Los resultados se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), doi:10.1073/pnas.1000557107.
Fuente: Axxon
Fuente: Physorg.
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