El caballo de Troya de la leyenda llevaba en su vientre a los hombres y medios para ayudar a atacar la antigua Troya. Ahora aparece otro tipo de troyano, que podría poner en peligro toda la vida en la Tierra. Así lo afirma un estudio sobre los asteroides troyanos existentes alrededor de la órbita de Neptuno: material proveniente de allí puede llegar a convertirse en cometas que podrían golpear nuestro planeta.
Más o menos las tres cuartas partes del riesgo de impacto contra la Tierra proviene de los asteroides cercanos a la Tierra. Unos 1.000 de ellos son rastreados por censos del cielo. El resto del riesgo procede de los cometas, que han resultado más difíciles de vigilar.
Muchos cometas pendulan en el Sistema Solar interior cada 200 a 300 años. Se desconoce el origen de estos “cometas de período corto”, como se los llama, pero se piensa que el origen es en los centauros. Se trata de lo que se estima es una colección de un millón de objetos helados de más de 1 kilómetro de extensión en órbitas elípticas cuyo acercamiento mayor al Sol es entre las órbitas de Júpiter y Neptuno.
Sólo se han captado unos 250 de estos centauros con los telescopios. Todos están en órbitas inestables, y existe una gran chance de que reciban un impulso gravitatorio cuando su órbita los lleva cerca de Júpiter, o de uno de los otros planetas gigantes. Estas perturbaciones podrían redireccionarlos hacia el sistema solar interior, y posiblemente hacia la Tierra. Cuando un caprichoso centauro se acerca al Sol, el calor comienza a evapor el contenido de hielo, dando lugar a una cola cometaria.
Las simulaciones previas de los centauros indicaron que algo los alimenta con material extra; cada objeto orbita durante unos 3 millones de años antes de caer contra un planeta, o en el Sol, o ser expulsado del Sistema Solar, o simplemente desintegrarse. “La población decae y se está reponiendo desde alguna parte”, dice Jonathan Horner de la Universidad de Durham, Reino Unido.
En un artículo que está por aparecer en el International Journal of Astrobiology, Horner y Patryk Lykawka Sofía de la Universidad de Kinki en Osaka, Japón, sugieren que la fuente de esta reposición son los troyanos de Neptuno, asteroides en órbita alrededor del Sol en más o mneos el mismo camino que Neptuno. Ellos calculan que uno de cada seis troyanos conocidos tiene un 50 por ciento de posibilidades de emigrar para convertirse en un centauro más en los próximos 600 millones de años. Dado que hay motivos para creer que puede haber hasta 10 millones de troyanos neptunianos mayores de 1 kilómetro por descubrir, la pareja concluye de que éstos podrían estar rellenando [el tanque] a los centauros.
Hal Levison, del Instituto de Investigación Southwest en Boulder, Colorado, sostiene que para mantener el balance de los cometas conocidos del tamaño de un kilómetro y período corto, la cantidad de troyanos tendría que ser de mil millones. Él piensa que esto es improbable, porque tantos objetos de ese tamaño chocarían y se fragmentarían en dimensiones más pequeñas. “Tengo dudas”, dice. Levison reconoce que la principal fuente de los centauros es el “disco disperso”, que forma parte del Cinturón de Kuiper de escombros más allá de Neptuno.
Fuente: New Scientist.